lunes, 13 de junio de 2011

El reto de la química ante el cambio climático

El cambio climático es un problema que está afectando al medio ambiente y por ende a las personas. Una mayor eficiencia energética y el desarrollo de nuevas tecnologías para reducir los gases de efecto invernadero GEI se erigen como la prioridad para afrontar este problema mundial.

Ante este escenario, la industria química es la que en mayor medida puede contribuir a mejorar nuestra calidad de vida bajo parámetros de sostenibilidad, ya que ésta puede desarrollar productos, materiales y procesos cada vez más limpios, eficientes y con los menores costos socio-ambientales.

La principal fuente de emisión de dióxido de carbono a la atmósfera es la quema de combustibles fósiles y biomasa en procesos industriales, transporte, y actividades domiciliarias. La química proporciona soluciones eficaces fabricando materiales aislantes, como el poliuretano, capaces de reducir hasta el 80% del consumo energético de una vivienda, convirtiéndose en una de las más poderosas armas en la lucha contra el cambio climático.

El desarrollo de nuevos materiales químicos durante las últimos años como: los recubrimientos inteligentes para vidrio que permiten reflejar o absorber el calor del sol en edificios y vehículos, la integración de células solares de origen químico en los tejados de las viviendas que aportan electricidad, el desarrollo de polímeros como sustitutos de la madera en la construcción, el desarrollo de amortiguadores térmicos con las células de parafina micro-encapsuladas incorporadas a los muros para acondicionar el ambiente, la integración del PVC en concreto como material de resistencia perdurable para la construcción; entre otros, han ido incrementando su producción como alternativas efectivas para enfrentar el cambio climático.

Y dónde se encuentra la Química en las tecnologías ambientales alternativas?

La energía eólica: las aspas de los aerogeneradores se fabrican con diversos materiales químicos como el poliéster reforzado con fibra de vidrio o el PVC, los cuales resisten a las inclemencias climatológicas a lo largo de su ciclo de vida. La química también se encuentra en la pintura anticorrosiva que protege los materiales o en el polietileno reticulado que se emplea para su aislamiento.

La captura de CO2: Las tecnologías de captura de CO2 pueden aplicarse fundamentalmente en plantas industriales y centrales de generación de electricidad. Estas tecnologías se basan en el uso de procesos y productos químicos que permiten capturar el CO2 de una fuente emisora, comprimirlo, transportarlo e inyectarlo en estructuras geológicas subterráneas para confinarlo.

Energía fotovoltáica: Los paneles solares transforman la luz del sol en electricidad gracias a las celdas fotovoltaicas que los conforman. Estas celdas están generalmente compuestas por delgadas películas de silicio cristalino, en cuyo proceso de purificación interviene el cloro, o por cristales de arseniuro de galio.

Tecnología vehicular: Los automóviles actuales contienen más materiales plásticos y cauchos sintéticos que sustituyen a los materiales metálicos. Los protagonistas de este ahorro energético son el polietileno, el poliuretano, el poliestireno, el ABS, el PVC, el polipropileno y el poliéster.

Carburantes alternativos: El desarrollo del GPL sin azufre ni plomo, el synfuel (producido sintéticamente a través del gas natural), o el hidrógeno. Las pilas de combustible, que transforman hidrógeno y aire en energía eléctrica, vapor y agua, jugarán en breve un importante papel para reducir las emisiones.

Aditivos químicos: Los filtros de partículas incluidos en la fabricación de los catalizadores que reducen la emisión de gases nocivos.

En líneas generales, la industria y la tecnología química se ha convertido en un sector clave para afrontar adecuadamente el fenómeno del cambio climático mediante el desarrollo de productos, procesos y tecnologías cada vez más eco-eficientes.

Por: Elizabeth Oré N.

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